China
va en camino de convertirse en el segundo importador de Latinoamérica detrás de EEUU y encierra una oportunidad de cambio para estos
países si desarrollan un plan estratégico que les permita
aprovecharse del crecimiento de la demanda interna china. No es tarea
fácil, pero si se toma conciencia desde las instituciones
gubernamentales, es la oportunidad con la que estos países latinos
sueñan para mejorar su riqueza.
El
avance comercial entre China y Latinoamérica va creciendo cada año,
por lo que se empieza a pensar que el gigante asiático supere a la
Unión Europea como segundo destino de las exportaciones latinoamericanas en un futuro próximo. Esto deviene del constante
crecimiento de la demanda interna China. Pero de momento no se cree
que el primer destino de las exportaciones latinoamericanas deje de
ser los EEUU, ya que es un mercado grande y más cercano, además de
llevar años en funcionamiento, por lo que las exportaciones a este
país de muchos productos ya tienen un camino recorrido muy
afianzado.
Si
prestamos atención al caso concreto de Brasil, que es la economía
latinoamericana más fuerte, vemos que sus exportaciones a China
incluso rebasaron a las de EEUU tras la crisis financiera que afectó
al mercado norteamericano en 2009, y a su vez, aunque la Unión
Europea tiene ventaja sobre China de momento, las exportaciones
brasileñas al viejo continente van disminuyendo año tras año, en
beneficio de las exportaciones hacia China. En 2013 la disminución
no ha sido muy significativa, ya que sólo han decrecido las
importaciones europeas desde Brasil en medio punto porcentual,
mientras que los chinos incrementaron sus importaciones desde Brasil
en 2,5% más respecto al 2012. Las cifras son sorprendentes si
observamos la última década, ya que desde el 2000 al 2012, el
comercio chino con el latinoamericano se multiplico por 21, pasando
a ser China uno de los actores principales en el destino de las
exportaciones de la mayoría de los países latinoamericanos.
Aún
está por definir el efecto que tendrá la recuperación de EEUU en
las exportaciones globales de esta región en concreto, pero lo que
sí está muy claro es que China continuará con su política de
expandir su mercado interno y favorecer el crecimiento de la renta de
su población.
Algo
que debemos dejar patente para los países latinoamericanos, es que
el incremento del comercio internacional con China que viene
creciendo año tras año, sigue sin beneficiar su balanza comercial,
porque aunque China aumente sus importaciones de Latinoamérica,
también incrementa sus exportaciones a estos países, y como no
podía ser de otra manera, la balanza no es equivalente. La cesta de
bienes exportados de Latino américa se compone en su mayoría de materias primas, mientras que en el sentido inverso, China exporta
sus manufacturas de tecnologías simples, representando las
latinoamericanas el 90% de las importaciones de este país, siendo
está la ecuación clásica a la que está sometida este continente.
Estudios
independientes, observan que China ejerce el papel de atenuar el
comercio intracontinental latinoamericano, ya que los países
latinos, ante la gran demanda de materias primas por parte de China,
ponen en segundo plano el comercio intracontinental de sus productos
manufacturados, mientras que China por su parte, tiene una política
industrial que privilegia la cadena productiva con otros países
asiáticos vecinos, como Malasia, Vietnam o Corea del Sur, que
proveen a las industrias chinas. Los datos reflejan que el comercio
intracontinental de los países asiáticos representa el 53%,
mientras que el de los países latinoamericanos representa el 20%,
ya que el 80% de su comercio exterior es con países de fuera de la región.
Se
plantean muchas soluciones al respecto, que creemos son la salida
para que estos países cambien su tradicional manera de exportar. Es
necesario que en estos países, con la ayuda de expertos
profesionales y el apoyo de los gobiernos y empresarios, se
desarrolle una estrategia a largo plazo que podría corregir esta
situación rápidamente; ya que la apertura cada vez más grande del
mercado interno de los países asiáticos, favorecerá el aumento de
la demanda de alimentos manufacturados e industrializados, abriendo
así una gran oportunidad para los países latinoamericanos y sus
exportaciones de productos manufacturados que aporten un valor
agregado a sus economías. Podemos señalar que de momento no existen
reuniones al respecto por parte de estos países, ni se están llevando a cabo inversiones que impliquen tener en mente un plan como
el descrito. Es una pena, ya que será una nueva posibilidad que
dejarán pasar y que podría significar un gran cambio para todos
ellos.
Los
fundamentos que avalan esta idea, se basan en que China ha mantenido
una estrategia siempre de importar de estos países latinoamericanos principalmente materias primas, para abastecer el incesante
crecimiento de su mercado interno, donde las zonas urbanizadas crecen
en detrimento de las zonas rurales, como así su consumo de alimentos
y bienes duraderos. Esto implica que con el paso de los años China
irá incrementando su déficit de tierras cultivables y agua,
mientras que Latinoamérica tiene excedentes. Por ello, es obvio que
existe complementariedad entre ellos, porque los chinos demandan
recursos que Latinoamérica tiene de sobra; es ahí donde radica la
idea de que se debe aprovechar esta situación y no solo exportar
soja para alimentar su ganado o petróleo para garantizarles energía
y combustible, sino también, comenzar a exportar alimentos
manufacturados que contribuyan a cambiar la tendencia actual y
favorecer sus propias balanzas comerciales.
Se
calcula que Latino américa tiene un espacio disponible del 120% para
duplicar su producción de alimentos, mientras que China tiene
excedente de capital productivo para invertir, algo que sería muy
bienvenido en países con tasa de ahorro bajos como el caso de los latinoamericanos, siempre y cuando no acaben en manos de la
corrupción y, en cambio, se inviertan en infraestructuras que
mejoren la capacidad productiva de mercancías manufacturadas.
Por
último, decir que lo que se debe tener presente es que China no es
solamente importante para Latinoamérica, sino que lo es para el
comercio de todo el mundo. Con lo cual, si los países latinoamericanos no saben aprovechar este nuevo contexto que se está
dando, lo aprovecharán otros, lo que conllevará a estos países a
permanecer siempre en el mismo punto en el que se encuentran.
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