En
los artículos anteriores hemos estado desarrollando diversas
variables externas que afectan al comercio internacional de carácter
macroeconómico, y en éste nos detendremos a explicar el trabajo
interno y los caminos que debería realizar una empresa para acceder
a los mercados internacionales.
La
elección de la forma de acceder a los mercados exteriores es una
decisión muy trascendente en la estrategia internacional de las
empresas, ya que tendrá efectos directos sobre los resultados que se
obtendrán en los diferentes países porque los recursos, riesgos,
canal y control de las operaciones serán diferentes para cada tipo
de opción. Una de las principales cuestiones a tener en cuenta será
la distribución de los productos y para ello habrá que decidir
sobre tres aspectos.
El
primer aspecto es la longitud del canal a través del cual se hará
la distribución de los productos, y entre ellos, se encuentran: la
distribución directa del fabricante al cliente final; la
distribución indirecta corta, que pasa del fabricante a un
distribuidor y de éste al cliente final; y por último la
distribución indirecta larga que pasa del fabricante a un
representante o sucursal exterior, luego al distribuidor y de éste
al cliente final. La distribución directa destaca por tener un alto
control del producto y amplio conocimiento del cliente final en el
país extranjero, aunque el coste de implementación puede ser muy
elevado. La distribución indirecta corta se caracteriza por tener un
gran control sobre el producto, pero menos cobertura del mercado y un
alto coste de distribución. En la distribución indirecta larga, el
control sobre el producto es menor, a cambio de una mayor cobertura
del mercado y menores costes de distribución.
El
segundo aspecto es la cobertura del mercado, en la que se deberá
valorar si la distribución es exclusiva, la cual limitaría de forma
importante el número de intermediarios que trabajarán los
productos; si, por el contrario, la distribución es selectiva se
utilizarían más de un distribuidor sin exclusividad pero en pocos
puntos de ventas; y si la distribución es intensiva se utilizaría
la distribución del producto en tantos puntos de venta como sea
posible para que el consumidor final encuentre el producto de forma
fácil y cómoda, penetrando ampliamente en el mercado.
El
tercer aspecto es la interacción entre los miembros del canal, donde
podemos distinguir dos formas: Push y Pull. En el Push el fabricante
hace una oferta o promoción del producto al distribuidor para
estimular las ventas del producto, presionando así al distribuidor.
En el Pull el fabricante hace ofertas o promoción sobre el cliente
final para estimular que vayan a comprar a su distribuidor.
Existen
factores que influirán en una u otra decisión de la distribución
del producto que están relacionadas a cuestiones internas de la
empresa, tanto por factores relacionados al producto como a la propia
empresa. Para ello, habrá que sopesar el posicionamiento de la
competencia en el mercado externo al que dirigiremos nuestro
producto. Habrá que tener en cuenta cuestiones propias del mercado y
el entorno, porque se deberá analizar el comportamiento del
consumidor y los factores ambientales. Por último, habrá que
considerar la disponibilidad de intermediarios con los que trabajar
para introducir nuestro producto en el caso de la distribución
indirecta, ya sea corta o larga.
Una
vez decidido uno de esos aspectos principales, podemos enunciar como
alternativas de acceso a los mercados exteriores las siguientes: la
exportación directa (venta directa, agente comercial, comercio
electrónico de exportación); la exportación indirecta (importador,
distribuidor, mayorista, compañías de trading); los acuerdos de
cooperación (Piggyback, consorcios y grupos de exportación,
licencia, franquicia, joint-venture); y la implantación (delegación,
filial comercial, filial de producción).
La
exportación directa es útil en las primeras etapas de la
internacionalización y consiste en vender directamente a un
comprador final situado en un mercado exterior desarrollando toda la
actividad exportadora sin delegarla a terceros. Las dificultades
serán la localización de los potenciales clientes de forma
continua, negociar con ellos, asegurar una buena calidad del servicio
en cuanto a tiempos de entrega, reposiciones, servicios pos venta,
así como la fidelización de los clientes por falta de un contacto
personal con ellos. Generalmente las empresas recurren a esta forma
en respuesta a un pedido concreto obtenido en una feria o misión
comercial y pueden mantenerlo en el tiempo porque el número
potencial de clientes no es muy elevado, permitiéndoles atenderlos a
distancia por la propia empresa, y a veces, porque son operaciones de
importe muy alto con un importante margen que permiten a la empresa
desplazarse al país de destino con asiduidad. También, si el
producto es muy técnico requiriendo formación alta para su
comercialización, su venta no puede realizarse mediante terceras
partes, por lo que se realiza la exportación directa. Es usual el
contacto con un agente comercial que se dedica a hacer mediación en
operaciones de comercio internacional a cuenta de terceros
(fabricante, mayoristas y distribuidores), recibiendo a cambio una
remuneración que normalmente es en forma de comisión, sin que por
ello llegue a asumir el riesgo de las operaciones.
La
exportación indirecta se caracteriza por contar con un operador o
intermediario que se encarga de alguna o todas las actividades
vinculadas a la exportación, pero, a diferencia del agente en el
caso de la exportación directa, en este tipo de exportación sí
asumen responsabilidad en el riesgo de las operaciones. La
exportación indirecta también se produce con la venta del producto
a un cliente nacional, quien decide exportarlo asumiendo las tareas
de investigación de mercados y gestión de la exportación. Ésta es
una forma interesante de comenzar a posicionar los productos en el
extranjero, por lo que se debe identificar con precisión a aquellas
empresas exportadoras interesadas en colocar nuestros productos en el
exterior estableciendo lazos e interpretando sus necesidades, que
permitan una perfecta integración de nuestro proceso productivo que
fortalezca sus relaciones comerciales para tener mayor éxito. Es
importante que el productor se mantenga bien informado sobre las
tendencias de los mercados de destino para mejorar sus estrategias y
las de su cliente exportador, como así también, este proceso le
podría permitir tener una oportunidad de exportar directamente en el
futuro. Esta manera tiene la ventaja de acceder a los mercados
internacionales sin afrontar la complejidad de la exportación
directa, pero el inconveniente principal es encontrar el
intermediario adecuado que tenga posibilidades reales de colocar los
productos, ya que el éxito de ventas dependerá del mismo.
Los
acuerdos de cooperación consisten en la creación de una trading
común entre varias Pymes productoras que compartirán riesgos,
responsabilidades y beneficios potenciales con uno o varios socios
con elementos en común. Esto las ayuda a definirse como alternativa
para entrar en mercados internacionales, pero las limita en su
capacidad individual de comercialización internacional. No obstante,
en estos acuerdos los diferentes productores o empresas aúnan
esfuerzos y recursos complementándose entre sí para resolver
problemas relativos a la producción y el control de la calidad,
multiplicando las capacidades individuales de quienes integran esta
agrupación. También, las empresas agrupadas pueden organizar
campañas de publicidad y promoción para un mercado en concreto a
menor coste y mayor facilidad que si quisieran intentarlo de forma
individual. En muchos casos los competidores en territorio nacional
pueden ser socios de éxito para el mercado externo y les facilita
mayor control sobre las operaciones que las que se podrían ejercer
sobre un intermediario. Este tipo de acuerdo suele terminar en fusión
o absorción. Hay varios tipos, entre ellos destacan el Piggy Back,
Consorcios y Grupos de Exportación, las Agrupaciones Europeas de
Intereses Económicos, Licencias, Franquicias, Joint Venture, etc.
La
implantación se lleva a cabo en empresas que ya tienen una
experiencia exportadora consolidada y quieren crear un
establecimiento permanente en el país externo donde hay mayores
perspectivas de seguir creciendo. De esta forma, las empresas
transfieren parte de sus recursos al exterior, asumiendo mayores
riesgos y compromisos en la estrategia internacional. Las razones por
las cuales las empresas se deciden por la implantación es por la
obtención de mayores ventajas competitivas en factores de producción
(siendo la primera causa de la deslocalización y externalización),
para lograr una mayor proximidad con el cliente, eliminar
limitaciones de su capacidad productiva, mejorar las condiciones de
entrega y obtener mayor control de la política comercial, además de
ventajas fiscales y de beneficiarse por acuerdos de integración
regionales. Las formas de implantación más conocidas son la
delegación, la filial comercial, la filial de producción y la
franquicia internacional.
En
nuestro próximo artículo analizaremos con mayor detalle los
diferentes actores, promotores y alternativas de acceso a los mercados internacionales.
Si
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