Analizando
los orígenes de la expansión del Comercio Internacional, vemos cómo
EEUU consigue anteponer su moneda como mecanismo de pago
internacional y luego, con la ruptura unilateral del patrón oro,
embarca al resto del mundo en la expansión crediticia hasta que la
crisis financiera mundial interrumpe en el escenario haciendo mella
en la economía mundial. A partir de esta nueva situación, surgen
nuevos planteamientos, que vienen de la mano de Rusia, con el
propósito de cambiar el patrón dólar que predomina en la
actualidad; y nos preguntamos qué ocurrirá.
En
este artículo nos atrevemos a hacer un análisis de cómo se han ido
incrementando cada vez más las desigualdades entre los propios seres
humanos y los países desarrollados y en desarrollo. Si bien el
comercio internacional data de cientos de años atrás, lo que en
principio beneficiaba a todos los países y habitantes por igual a
través del intercambio de mercancías, se ha venido desvirtuando y
de manera más acentuada en este último siglo. Las razones tienen su
origen en el Tratado de Bretton Woods, cuya conferencia previa contó
con la presencia de 44 naciones, siendo los principales promotores
del tratado Reino Unido y EEUU. Por aquel entonces, la mayoría de
las naciones del llamado Tercer Mundo aún eran colonias europeas por
lo que no tenían una verdadera representación propia. Los países
asistentes de América Latina tenían como representantes a regímenes
o personas permeables al control de EEUU y Europa, ya que no debemos
olvidar que esas regiones a su vez tienen sus principales raíces
culturales en el viejo continente, por lo que el nacionalismo o
verdadero interés en la patria por parte de sus ciudadanos era
incipiente o nulo. India aún no era independiente, por lo que viajó
a la Conferencia conjuntamente con la delegación británica. Los
países comunistas de la antigua Unión Soviética que estuvieron
presentes fueron de los que no ratificaron los acuerdos. China, que
también participó, tampoco ratificó los acuerdos, ya que se retiró
con antelación, dado el triunfo de la revolución comunista.
Alemania, Japón, Italia estaban siendo derrotados en la Segunda
Guerra Mundial y tanto ellos como el resto de las naciones de Europa
Occidental aún eran campos de batalla, estaban siendo desangradas y
requerían de una importante reconstrucción total, necesitando de
las ayudas de un país como EEUU que estaba fuerte económicamente,
por lo que influyó en ellos e hizo que éstos influyeran en aquellos
países que controlaban en Latinoamérica, Asia y África. Estas
condiciones facilitaron que EEUU tuviera un control total sobre las
decisiones finales de la conferencia, por lo que terminó imponiendo
su diseño que sin dudas era más beneficioso para ellos que la
propuesta de los ingleses diseñada por John Maynard Keynes, más
democrática e igualitaria para todos.
La
idea diseñada por el barón Keynes consistía en que los países
acreedores y los deudores estarían obligados a mantener una balanza
comercial equilibrada y, en caso de incumplimiento, pagarían
intereses sobre la diferencia. Bajo este diseño, los Gobiernos
desarrollarían las medidas para mantener las balanzas comerciales
equilibradas a cero. De esta forma, los intereses comerciales más
poderosos no podrían distorsionar la balanza comercial y los
ciudadanos de un país cuyo sector productivo fuera fuerte no
perderían los resultados materiales de sus esfuerzos por causa de
una exportación ininterrumpida de los productos que fabrican. No
obstante, EEUU, que en ese momento producía la mitad del carbón
mundial, dos tercios del petróleo, más de la mitad de la
electricidad requerida mundialmente, construía barcos, coches,
maquinaria, armamento bélico con el que estaba demostrando ganar la
guerra y principalmente poseía el 80% de las reservas mundiales de
oro, era un país principalmente acreedor que no estaba dispuesto a
gastar su superávit en los países deudores, por lo que este plan
democrático no convenía a sus intereses.
Por
lo tanto, EEUU, debido a su mayor influencia política, a su
supremacía comparada al resto, a la vulnerabilidad de sus aliados
británicos y europeos necesitados de créditos para superar la
guerra, se aprovechó de eso y presionó para que el plan británico
fuera rechazado. Las otras circunstancias que favorecieron esto
consistían en que el resto de los países participantes fueron
manipulados al no tener una verdadera representación, tener
representantes permeables a las influencias de éstos, los perdedores
de la guerra eran susceptibles a éstos y los que estaban en contra
eran una minoría que poco pudieron oponer al respecto. Es por ello,
que el principal objetivo del Tratado de Bretton Woods fue poner en
marcha un nuevo orden económico internacional y dar estabilidad a
las transacciones comerciales a través de un sistema monetario
internacional con un tipo de cambio sólido y estable, basado como no
podía ser de otra manera, en el dólar. Este sistema consistía en
adoptar un patrón oro-divisas, en el que EEUU se obligaba a mantener
el precio del oro en 35 dólares por onza, pudiendo en consecuencia
cambiar dólares por oro a ese precio sin restricciones ni
limitaciones. Una vez referenciado el dólar al oro, los demás
países fijaban el precio de sus monedas en relación al dólar,
interviniendo de ser necesario en los mercados cambiarios con el fin
de mantener los tipos de cambio dentro de una banda de fluctuación
del 1%. Con esto EEUU ganó una importante ventaja competitiva sobre
el resto, ya que impuso su propia moneda como medio de pago
internacional y fue el único que pudo pagar sus deudas imprimiendo
su propio dinero. Cabe destacar como hechos relevantes, que
conjuntamente con este tratado se constituyó el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y lo que poco más tarde se llamó el Banco
Mundial, también fuertemente influenciados por los intereses
económicos de EEUU.
A
partir de la firma de este acuerdo, el dólar era lo más parecido al
oro, y todas las naciones trataban de mantener un equilibrio
constante entre sus exportaciones e importaciones de bienes. No
obstante, la mayoría de los países ideaba alternativas para
exportar más de lo que importaba, y de esta manera acumular reservas
de oro o su equivalente en dólares, que obviamente de acuerdo al
tratado de Bretton Woods de 1944 podían ser canjeados por oro.
Debido
a los riesgos y costes inherentes a los movimientos de las reservas
de oro, la mayoría de los países acumulaba sus reservas en dólares
en vez de oro, sin saber que EEUU, al ser el dueño de la imprenta de
su propia moneda, inundó con ella los mercados internacionales
durante décadas, haciendo acopio de materias primas y tecnología
del resto de países para hacerse aún más relevante en el entorno
internacional con el crecimiento de sus industrias. Por eso, a
diferencia del resto del mundo, a EEUU no le preocupaba mantener un
equilibrio entre exportaciones e importaciones, porque según el
acuerdo podía pagar su déficit de exportación enviando más
dólares a sus acreedores al ser los dueños de la única divisa
internacional, algo que al resto del mundo poco le importaba, porque
los dólares eran una línea de crédito seductora y fácil de
intercambiar, que les permitía acceder a los mercados
internacionales y supuestamente podían convertirse en oro, sin saber
que esta situación tendría su límite.
Al
mismo tiempo, al terminar la Segunda Guerra Mundial, hubo países
que insistieron en cambiar los dólares que obtenían del comercio
mundial por oro (por ejemplo Francia, entre otros), lo que hizo que
las 20 mil toneladas de oro que tenía EEUU mermaran poco a poco sin
control aparente. Esta nueva situación, unida a la crisis de 1970
generada por dos fenómenos no esperados por el Gobierno de Estados
Unidos como fueron la llegada del pick del petróleo (lo que obligó
a EEUU no sólo a cortar las exportaciones de petróleo, sino también
a importarlo) y los resultados adversos de la Guerra de Vietnam,
contribuyeron aún más a arrasar sus reservas de oro y en
consecuencia llevar a la quiebra su economía, algo que consiguieron
disimular imprimiendo dinero.
La fuerte industrialización y crecimiento interno de EEUU elevó el
consumo de energía sin que ya fuera suficiente para ellos el
autoabastecimiento, por eso, se embarcaron en la impresión de su
moneda para importar petróleo; hasta que se hizo insostenible
ocultar lo que verdaderamente ocurría, que consistía en la
imposibilidad de convertir 35 dólares en una onza de oro.
En
los primeros meses de 1971 y a raíz de estos nuevos acontecimientos,
Henry Hazlitt y Paul Samuelson, recomendaron al gobierno de Richard
Nixon devaluar el dólar fuertemente respecto al oro, dado que sería
necesario aumentar el número de dólares que se necesitarían para
obtener una onza de oro del Tesoro de Estados Unidos y seguir
manteniendo la convertibilidad de acuerdo al Tratado de Bretton
Woods.
Sin
embargo, Nixon siguió las indicaciones de Milton Friedman, quién le
sugirió la idea de dejar fluir
libremente el dólar entre el resto de monedas y eliminar la
convertibilidad del dólar al oro dado que la divisa internacional
valía por el propio respaldo que ofrecía el Gobierno de EEUU,
conocidos en ese momento como la locomotora económica mundial,
debido a sus recursos y fuerte industrialización; además, la
mayoría del mundo tenía su moneda en lugar de oro y no tendrían
otra que aceptarlo.
A
partir del abandono del patrón oro y del Tratado de Bretton Woods de
15 de agosto de 1971, comienza el origen de la expansión del
Comercio Internacional, ya que Richard Nixon impidió las
conversiones del dólar a oro y lo devaluó respecto al resto de
monedas para hacer que las exportaciones estadounidenses fueran más
baratas y así aliviar el desequilibrio comercial. A su vez, impuso
un arancel temporal del 10% a las importaciones, forzando al resto de
países a revalorizar sus monedas, sin crear un nuevo sistema de
tipos cambiarios estables sino que a partir de ese momento serían
fluctuantes, terminando así, unilateralmente, con lo convenido en
Bretton Woods.
Por
lo explicado en párrafos anteriores, sabemos que muchos países
tenían reservas en dólares, que hasta ese momento valían su
equivalente en oro; pero con la ruptura unilateral por parte de EEUU,
la gran mayoría también se vieron obligados a abandonar el patrón
oro y acogerse ahora al patrón dólar para continuar como lo habían
podido venir haciendo hasta ese momento, inmersos en el comercio
mundial y beneficiándose de éste. Desde ese momento, todo el
comercio mundial se llevó a cabo usando dólares que imprimía el
tesoro de Estados Unidos, que no ha dejado de ser dinero fiduciario,
o más bien simples papeles, ya que a partir de ese momento dejan de
tener respaldo en oro, pero, a pesar de ello, Estados Unidos continuó
aprovechándose de su mayor ventaja competitiva que consistía en la
impresión de dólares para ayudarse a disimular su quiebra y
expandirse internacionalmente.
La
consecuencia de esta nueva situación fue que todos los países que
ya tenían o que podían llegar a tener dólares, comenzaron a
acumularlos, como expansión del crédito de EEUU que avanzaba sin
freno y restricciones. El resto del mundo también empezó a reunir
reservas en dólares y, éstas debían ser siempre crecientes ya que,
a causa de los tipos de cambio fluctuantes, a la menor señal de que
las reservas de un país caían, aparecían los especuladores
monetarios para atacar la moneda de ese país y destruirla con una
fuerte devaluación, situación que se repitió en reiteradas
ocasiones en la mayoría de países latinoamericanos, sembrando la
desconfianza en sus ciudadanos sobre sus propias monedas e
incrementando cada vez más la dependencia de la divisa
norteamericana.
No
hay duda de que el comercio mundial fue, es y será beneficioso para
toda la humanidad, ya que nos permite comprar mercancías al precio
más conveniente y practicar el intercambio. Es brillante la doctrina
de que cada país tenga sus propias ventajas, que debe fortalecer,
para producir aquello en que es más eficiente y tiene mayores
beneficios comparativos; siempre y cuando, continuase siendo
practicado en un mundo donde el medio de pago sea el oro y las
balanzas comerciales se mantengan equilibradas. Porque el libre
comercio se estableció bajo ese principio donde existía el patrón
oro que obligaba a mantener los equilibrios estructurales del
comercio, ya que no era posible vender a un país que no comprara y
así se equilibraba naturalmente.
Al
romper EEUU el Tratado de Bretton Woods comenzaron los desequilibrios
estructurales, que en primera instancia se camuflaban con el acceso
al crédito facilitado por la gran imprenta americana de dólares,
embarcándose este país en una gran expansión, que también le jugó
una mala pasada a largo plazo porque la banca americana internacional
siempre fue buscando nuevos mecanismos para obtener más dinero y
para ello ampliaron el crédito saliendo a invertirlo en el
extranjero porque su moneda era internacionalmente aceptada,
encontrándose sus empresarios que podían producir lo mismo que en
su país en otros extranjeros, pero a un menor coste principalmente
por la mano de obra más barata. En consecuencia, su industria
comenzó a destruir puestos de trabajo, pero el sector financiero que
permitía el acceso al crédito camuflaba el estancamiento y seguía
estimulando las importaciones extranjeras lo que acentuaba aún más
el hundimiento de su propia industria.
Hasta
los años 70,
un país pobre como China, bajo el comunismo y que se había quedado
fuera del acuerdo de Bretton Woods sin tener injerencia en el
comercio mundial, ya que compraba y vendía poco, fue finalmente
tentada en la globalización de los 80´s por el acceso al crédito
de la moneda americana, por lo que muchas empresas en busca de mano
de obra barata instalaron sus fábricas allí.
Por
aquel entonces, economistas como Milton Friedman, impulsor de la
salida del patrón oro, veían con buenos ojos la expansión del
crédito, ya que los desequilibrios estructurales sólo serían
transitorios. Para muchos, esto inició un camino sin retorno a la
destrucción de la industria americana y europea que contribuye al
desempleo masivo que vivieron los países industrializados,
deteniéndose el flujo de dólares a cualquier parte del mundo
impulsado por la expansión del crédito mundial, en agosto de 2007.
Una
vez más claramente vemos cómo EEUU ha vuelto a sobrellevar el
problema a través de los estímulos de su Reserva Federal (FED),
imprimiendo dólares, porque son como una droga para la economía
mundial o como muchos también llaman, “Esquema Ponzi” o
"piramidal”, que nos aplicaron al resto del mundo y es
irreversible. Los datos han demostrado que a principios del siglo XX
la renta per cápita, en términos de paridad del poder adquisitivo
de los países más ricos era dos veces mayor que la de los países
más pobres y que gracias a las políticas aplicadas en los últimos
40 años esa brecha aumentó 60 veces, evidenciando que el tratado de
libre comercio implementado por los Estados Unidos no generó
beneficios que se propagaron a todos los países, sino que más bien
tendieron a beneficiarlos principalmente a ellos y a otros pocos.
Otra
de las cuestiones reseñables de entre todos estos acontecimientos,
es que al ser EEUU el promotor inicial del sistema de pagos
internacional, ha sido finalmente el dólar la moneda con la cual
todos los países del mundo le dieron valor a sus materias primas, y
donde la principal materia prima comercializada ha sido el petróleo,
dando denominación a lo que hoy conocemos como “petrodólares”.
Gracias a que este recurso está valorado en dólares, Estados Unidos
puede acumular enormes deudas sin que nada castigue su morosidad,
dando igual la procedencia del recurso, ya sea comprando un barril de
petróleo en Kuwait, Venezuela, Iraq, Rusia o Arabia Saudita, incluso
sin necesidad de participación de empresas norteamericanas: siempre
su valor se denomina en dólares.
Ésta
sigue siendo una más de las razones fundamentales que le permite a
EEUU superar más rápidamente las crisis, a pesar que ellos originen
las mismas, como sucedió en 2007 con la llamada “crisis
financiera”. Ya en el año 2000 Saddam Hussein y Muammar Gaddafi
fueron los precursores del cambio de las reglas de juego buscando
facilidades para que el petróleo pudiera comercializarse en otras
monedas, proponiendo comercializar su petróleo en euros y que éste
compitiese con el dólar. Es sabido por toda la comunidad
internacional y está demostrado que EEUU se inventó que Iraq tenía
armas de destrucción masiva que nunca existieron, para ir a la caza
de Saddam, controlar Iraq y apropiarse de su petróleo.
Ahora
vuelven las tensiones a este respecto, ya que el boicot económico y
financiero contra Rusia (o sanciones como se le suele llamar en los
medios) genera que Rusia dé impulso a un plan largamente esperado,
para negociar todas sus exportaciones de energía (petróleo y gas)
en una moneda diferente al dólar. En la semana de finales de abril
de 2014, hemos escuchado al presidente, Vladimir Putin, anunciar que
ante estas nuevas sanciones que afectan notoriamente la economía de
su país y población, les llevará tiempo y dolor superarla,
teniendo entre manos impulsar el uso del rublo, el euro o el yen para
negociar su energía en lugar del dólar; y sólo falta establecer
los mecanismos para realizar los intercambios que lo lleven a cabo.
Rusia es un país que puede marcar el punto de inflexión a la
hegemonía del dólar que requiere de una tasa de crecimiento mayor a
la del PIB global para someter al resto del mundo a sus anchas. Se
conoce que Rosneft, empresa de petróleo propiedad del gobierno ruso,
ya ha firmado grandes contratos para sus exportaciones de petróleo a
China e India en una moneda donde no está involucrado el dólar. La
misma empresa rusa ha firmado un acuerdo con Irán para negociar 500
mil barriles de petróleo iraní al día en el mercado global. Es
evidente que debido a las declaraciones y posturas de ambos países
esto no va a terminar en buenos augurios. Rusia no es Iraq. Rusia
desde que cayó el muro de Berlín y con la disolución de la Unión
Soviética que contribuyó al final de la Guerra Fría con su eterno
rival EEUU, ha jugado un papel de perfil bajo mientras entendían que
tienen tanto potencial como los americanos una vez aprendieron cómo
funciona el capitalismo, y esto les permitirá ser un participe más
relevante en el comercio internacional adquiriendo un mejor
posicionamiento mundial. No sabremos si esto abre el escenario a una
Tercera Guerra Mundial, pero se están dando muchas bases que podrían
ocasionarla, pero está vez Rusia no está sola como en la Guerra
Fría y tiene de su lado a China e Irán. A su vez, esto abre graves
escenarios para EEUU y su hegemonía de los petrodólares, acelerando
el declive del dólar como divisa universal, conduciendo a Estados
Unidos a un lento pero sostenido retroceso, como así también, a
aquellos países fuertemente dependientes de su moneda. Dicen que si
EEUU pierde el control sobre los costes de energía, más temprano
que tarde, perderá el control de los precios de los alimentos.
Nosotros
pensamos que en cierta medida, y siguiendo la idea con la que
iniciamos este artículo, los países deben ser ricos por sus
recursos porque ése es su patrimonio que tiene verdadero valor, como
cuando se firmó el Tratado de Bretton Woods y EEUU tenía las
mayores reservas de oro para anclar a éstas su moneda y expandir así
el comercio internacional. El mundo ha cambiado; estamos cada vez más
globalizados y cada vez los países comercializan más entre sí,
existiendo operaciones ausentes de intereses norteamericanos.
Entonces, ¿por qué no hacer un patrón más justo que los provea de
mayor estabilidad a muchos de los países hoy en vías de desarrollo
que eviten exponerse a capitales especulativos que los mantienen
siempre en situaciones precarias? Si Latinoamérica comercia el 80%
de sus recursos con Europa, ¿por qué no se realizan el grueso de
las operaciones en euros, propiciando un intercambio más justo donde
ambas regiones se beneficien mutuamente y crezcan en riqueza por
igual? Se hace cada vez más necesario implementar cambios que
permitan a los países dirigirse hacia condiciones más igualitarias
sin que eso signifique que el esfuerzo de unos individuos, dada su
mayor capacidad, astucia, preparación u otro atributo que posea, no
le permita tener algo más que otros, pero desde ya, nunca deberían
existir las grandes desigualdades que se viven hoy en día. Éste
principio no sólo debería prevalecer entre los diferentes
individuos, sino también entre las diferentes naciones. La tendencia
debe ir hacia una igualdad para todos los seres humanos en base a su
propio sacrificio, con la libertad de vivir haciendo lo que les
guste. Es por ello, que un trabajador de un mismo sector en un país
debería tener el mismo poder adquisitivo y acceder a las mismas
cosas que un trabajador en otro país, siempre salvaguardando las
posibilidades del lugar donde se encuentre; pero lo que no debe
ocurrir, como sucede hoy en día en algunos países principalmente de
los llamados subdesarrollados, es que dictadores, gobernantes o bien
intereses económicos que interactúan en éste, puedan apropiarse de
los recursos del país en su propio beneficio, manteniendo a la
población por debajo de sus verdaderas posibilidades. ¿Por qué
organismos creados por los intereses americanos siempre han sido los
que dieron las recetas a los países en vías de desarrollo y nunca
acaban de ser desarrollados (FMI)? ¿Por qué existen consultoras
internacionales como Fitch, S&P y Moody´s que califican
negativamente la deuda de un estado que tienen como respaldo sus
propios recursos obligándoles a pagar más intereses por su deuda,
habiéndose incluso equivocado en muchas ocasiones? Para que esto no
ocurra, muchos países deberán combatir los intereses que están
radicados en ellos que ni siquiera tienen un sentimiento nacional y,
muy al contrario, se corresponden con intereses externos al propio
país en el que operan. Seguro que los países subdesarrollados
dueños de las materias primas podrían transformarse con tiempo y
trabajo al igual que Rusia. Sin duda, el tiempo dará respuestas y
soluciones a muchos de estos interrogantes, aunque conociendo como ha
funcionado hasta ahora, ya podemos tenerlas en mente, sólo falta
llevarlas a cabo y claramente la hegemonía del dólar acabará.
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Hasta
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